Considerada con razón una de las ciudades más fascinantes del mundo, Roma es como un inmenso e inagotable cofre lleno de tesoros. Una vida entera no bastaría para conocerlos todos. Pero, además de los innumerables lugares y monumentos simbólicos destacados por las guías turísticas tradicionales -el Coliseo, la Fontana de Trevi, la Plaza de San Pedro, la Plaza del Popolo, la Plaza de Venecia, por nombrar sólo algunos-, hay lugares poco conocidos incluso por los propios romanos, alejados de los caminos trillados, y que también representan el espíritu de la Ciudad Eterna.
